jueves, 18 de junio de 2009

Consejos para Profesores de Guitarra


En primer lugar, me gustaría aclarar que no tengo formación en pedagogía, sino que estos consejos se inspiran en lo que he ido observando a través de los 5 años que he impartido clases de guitarra en diferentes contextos y lugares.
Por otro lado, este no es un post al uso, pero si te has planteado impartir clases de guitarra próximamente probablemente encuentres algo útil en él. Sin duda, algunas cosas parecerán obvias mientras las lees sentado delante de la pantalla de tu ordenador, pero en el contexto de una clase podrían no serlo tanto. En ese sentido, invito a quien lea esto a reflexionar sobre ello y a compartir su punto de vista así como a aportar sus propios consejos.

Prepara bien las clases
Sí, es obvio, pero no todo el mundo lo hace y pocas cosas dan peor impresión (sobre todo al principio) que una clase mal preparada. Esto no quiere decir que lleves preparada hasta la última nota que se va a tocar en esa clase: eso también es un error. Hablamos de una preparación adecuada, quizás, para entendernos, podríamos hablar del principio de Pareto, de tal manera que dejásemos el 80% de la clase "encauzado" y el 20% restante como margen. Gracias a la preparación, las clases serán más claras y productivas, el alumno las aprovechará mejor y, además, probablemente no necesites prepararlas más que una vez (para los siguientes alumnos que necesiten aquella materia ya dispondrás de material y recursos desarrollados).

Intenta motivar y no hostigar al alumno
Todos hemos sido alumnos alguna vez (no sólo de guitarra me refiero) y, probablemente, a todos nos haya dado clase el típico profesor excesivamente exigente que acaba por conseguir que odies materias que en el fondo te interesan de por sí. Este punto de motivación para conseguir el trabajo del alumno es un mundo y se podría escribir un tratado sobre ello: cada alumno es un mundo y necesita una manera distinta de motivación. Sin embargo, algunos puntos son comunes, por ejemplo el refuerzo positivo ayuda, yo creo, a cualquiera: "está bien, pero aún lo puedes hacer mejor" es mejor que "está mal, lo preparas bien para la próxima clase". Pero la motivación, como digo, no acaba aquí, más bien empieza aquí. Escucha al alumno, no todos necesitan las mismas cosas.

Asegúrate de que el alumno aprenda en clase
¿Nunca has ido a la típica clase obligado, sabiendo que no te va a aportar nada y que, encima, te va a implicar tener que perder ese tiempo que mejor estarías en casa aprovechando para estudiar? (offtopic: si la respuesta es no, probablemente no hayas ido a la universidad) Este punto está muy relacionado con el anterior, pues produce frustración en el alumno. Yendo a lo particular, opino que si no sabes explicar algo, aunque sea sin palabrería técnica, explicarlo de andar por casa, es porque, probablemente, no lo hayas entendido. Por eso, una de mis costubres más arraigadas en mis clases es la de terminar la explicación con un "¿Lo has entendido?". En este punto mis alumnos solían contestar por inercia que sí hasta que se acostumbraron a oir por respuesta un: "¡Genial!¡Explícamelo!". Sí, reconozco que es un poco cruel, pero muy efectivo, no sólo porque el alumno aprende a reconocer que no entendió algo, sino porque, además, al explicarlo refuerza dicho conocimiento.

NUNCA toques nada rápido como demostración
Una de las cosas que se pretende que transmitas al alumno aparte de conocimientos concretos son buenos hábitos a la hora de practicar. Como lo que estás enseñando probablemente te resulte trivial de interpretar, seguramente estés tentado a tocar lo más rápido posible (o a la velocidad que te resulte natural para esa dificultad) para que el alumno se ponga a trabajar en ello cuanto antes. ¡Craso error!. En mi experiencia, he observado que la respuesta del alumno es intentar tocarlo como tú pero, lógicamente, con distinto resultado, que para eso está aprendiendo. Por eso, cuando toques un ejemplo tócalo despacito. No sólo conseguirás que el alumno lo vea mejor, sino que, además, le estarás transmitiendo la buena costumbre de ensayar a bajas velocidades.

Manténte motivado
A no ser que alcances un gran nivel como profesor que te permita elegir qué alumnos quieres y cuáles no, te tocará lidiar con clases "morcilla". Estas clases son aquellas que se imparten a alumnos que casi nunca ensayan en casa (cada uno tendrá sus motivos, me remito a los hechos, no a las razones que los provocan) y acabas teniendo que repetirles una y otra vez la misma clase. También sería interesante conseguir motivarles a ellos. Insisto, un buen profesor, no sólo tiene que saber enseñar técnica, armonía, etc, tiene que saber estimular al alumno para que trabaje. Y os aseguro que no hay nada como dar una clase a alguien que ha trabajado bien lo que le propusiste.

Ten recursos "generales" preparados
Sea por el motivo que sea, siempre habrá alguna clase o algún momento de la misma en el que no dispongas de nada concreto que enseñar. El alumno no ha trabajado de una semana para otra, pero no tiene sentido insistir en ello, un día en que no tenías clase al final te toca darla, lo que sea. La cuestión es poder aprovechar ese tiempo de manera adecuada.


Como ya he dicho, seguro que se me han quedado muchos en el tintero, aunque están los más importantes. Intentaré ir completando este artículo. ¡Se aceptan sugerencias!

PD: Foto de Karen Foto en Flickr.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buen artículo, hace poco que doy clases y ya vi que cometo algunos de los errores, así que te agradezco por publicar tu experiencia. Estaría bueno que escribas algo más del tema.
Mucha suerte

Anónimo dijo...

Gracias por tus consejos!
yo añadiría la paciencia como madre de esta bonita ciencia...la docencia.
un saludo!!